Recursos y población en política

El ritmo al que la humanidad altera el ambiente está alcanzado en la actualidad un punto en el que podemos dañar grave e irreversiblemente nuestras expectativas de supervivencia. Cualquiera que sea el campo que examinemos de actividades de extracción de recursos por parte del hombre, la historia es siempre la misma, en agricultura, pesquerías, silvicultura o combustibles: la productividad se halla estrictamente limitada o está descendiendo. Incluso las aguas dulces plantean un problema creciente: 148 de las mayores cuencas hidrográficas del mundo están reguladas únicamente por dos países, y otras 52 más por otras diez naciones. Las previsiones en el aumento de la población implican que las necesidades de agua en el año 2000 pueden ser el doble de las que eran en 1971, y se precisará más si se mejora el nivel de vida. La competencia para el control de recursos hídricos limitados podría exacerbar fácilmente la tensión internacional.

Un mejor nivel de vida y una población en aumento son las dos amenazas gemelas para la supervivencia de la humanidad ¿Cuál es hoy el panorama de la población, y cuáles son las previsiones? La tendencia actual hacia una edad más avanzada de matrimonio y la tendencia a la reducción del número familiar han significado que la tasa de natalidad ha caído en muchos países (pero no en todos) durante la última década, tanto en los desarrollados como en los subdesarrollados. Aunque ésta es una tendencia importante y muy deseable, la población mundial está aún aumentado con mucha rapidez. Recientes previsiones de las Naciones Unidad indican que la población del mundo en el año 2000 puede alcanzar 6 000 millones (+ – 6%). Esto supone un 50% más que los 4000 millones de personas que vivían en 1978. Las inclinaciones actuales sugieren que el crecimiento no se detendrá hasta el año 2070, con una población mundial de 11 000 millones.

Estas previsiones se hacen suponiendo que la nutrición y la asistencia médica per cápita continuarán a los actuales niveles. Sin embargo, es evidente que los límites de la productividad de la Tierra y las tensiones sociales y biológicas generadas por las enormes poblaciones no permitirán que el aumento se dé hasta el límite previsto. Se verá limitado, bien por el control planificado de la natalidad, bien, lo que es más probable, por hambres y guerras.

La regulación de la natalidad se está extendiendo lentamente en la mayoría de países desarrollados y en algunos de los subdesarrollados, pero todavía falta mucho por hacer. China es un ejemplo notable de un país que ha sufrido un aumento muy rápido de la población, pero que finalmente está mostrando síntomas de contenido. Cuando se examinan las “pirámides” de población de (por ejemplo) el Reino Unido, los Estados Unidos, India y China, podemos advertir algunas diferencias muy significativas. La pirámide del Reino Unido es la de una población relativamente estable en la que la baja tasa de natalidad y la baja mortalidad le dan caras relativamente paralelas. Compárese con la India, en cuya pirámide, cuanto más joven es el grupo de edad, mayor es el tamaño de ésta. En comparación, China presenta una tendencia saludable; la población de 0-5 años es menor que las dos que la precedieron. Por lo tanto, puede detectarse un cierto control, que en la actualidad ha llegado a los 1 000 millones; pero el crecimiento cero está todavía lejos de alcanzarse. Si pudiera lograrse en veinte años, la población total de China sería para entonces de 1 200 millones de personas.

Tanto la población de China como la de la India se han duplicado en los últimos cuarenta años. En la India la tasa de natalidad es todavía tan alta que cada mes mueren 100 000 niños de desnutrición. La campaña para llegar a un control de la natalidad voluntario ha sido ineficaz. La pirámide de la población presenta una base muy amplia y una cúspide muy aguda: la típica pauta de un país subdesarrollado.

Durante la última década, los países más pobres de la Tierra se han empobrecido más. Aunque su producto interior bruto aumentó realmente (solo un 0.7%), la tasa de población sobrepasó y anuló este avance. En la actualidad hay más de 500 millones de personas que sufren una desnutrición notoria. La pobreza, una elevada tasa de natalidad, una alta de mortalidad con una reducida esperanza de vida, se dan la mano para vaticinar un futuro muy sombrío. La condición humana en gran parte del mundo padece un deterioro. No hay duda de que el ecosistema mundial se está desestabilizando por el crecimiento rapidísimo de las poblaciones humanas.

¿Cuáles fueron, en el pasado, los factores de estabilización? Hoy en día resulta evidente que las poblaciones animales se adaptan, en muchos casos conocidos, al nivel de sus recursos alimentarios (u otros factores limitantes) mediante varios mecanismos biológicos innatos y no simplemente respecto a la muerte por hambre o sed, y estos mecanismos se ponen en juego en respuesta a señales de hacinamiento incipiente antes de que se den las graves escasez de recursos. Las señales toman la forma de la percepción por parte del animal de algún factor en su ambiente, y disparan los mecanismos fisiológicos que reducen la fertilidad, o bien disminuyen la tasa de supervivencia de los fetos o de los recién nacidos.