Nociones preliminares de ética

Contenido: Origen y fundación de la ética. ¿Qué es la ética?. Objetivo de la ética. Ética y moral.

Origen y fundación de la ética

Todos sabemos que una característica natural del hombre es la sociabilidad. Esta circunstancia exige que se regule la convivencia mediante normas basadas en la propia naturaleza humana y que se llaman normas morales.

Así como todos los hombres están dotados de una lógica natural que les permite utilizar su facultad intelectual, de igual manera poseen una ética natural, con la que pueden formular juicios morales y tomar decisiones. Esta ética se conoce como ética utens, para diferenciarla de la ética reflexiva o estudiada, a la cual se llama ética docens.

Así, la ética utens, siempre ha existido porque todos los hombres, desde el momento en que tienen uso de razón, forman juicios morales; lo cual hace suponer que hay en ellos ciertos conceptos de lo que es bueno y lo que es malo.

La ética docens no es natural, pues es el resultado de reflexiones posteriores. La historia reconoce a Sócrates como su fundador porque, en los Diálogos platónicos, este personaje propone y discute problemas como “qué es la justicia”, “qué es el deber”, “qué es la virtud”, “por qué obligan las leyes”, etc., los cuales son fundamentales en el terreno moral; es decir, son problemas éticos.

La buena vida y cómo vivirla han de haber constituido desde siempre el tema de la especulación humana. En toda la diversidad de sus actos, el hombre ve que no conducirá al éxito una manera simplemente cualquiera de hacerlos, sino que hay una buena y una mala maneras. Hubo de ser muy pronto en la historia de la humanidad, cuando el hombre se dio cuenta de que esta pregunta podía formularse acerca de la vida en su conjunto, ¿hay una forma buena y una forma mala de vivir, de reunir todos estos actos en el transcurso de una vida? ¿Existe un tipo, un modelo, un ideal de la buena vida?, y en la afirmativa, ¿dónde podemos encontrarlo y cuán imperativa es la exigencia de seguirlo?

No poseemos registro alguno de semejantes especulaciones primitivas, pero encontramos, en los albores de la historia, que el hombre se había planteado ya estas preguntas y les había dado alguna forma de respuesta. En efecto, encontramos que existen ya y están incorporados a las costumbres de la tribu códices de costumbres más bien complicados. Se trata, en esto, de un conocimiento precientífico, sujeto a todos los errores y las vicisitudes del pensamiento no científico, pero es lo cierto, con todo, que, a partir del material sugerido por estos códigos primitivos de conducta, una inteligencia despierta podría elaborar una ciencia de la buena vida.

La transición del conocimiento no científico al conocimiento científico empezó, en nuestra cultura occidental, con los griegos. En el siglo VI a. de C. Habían reducido las especulaciones primitivas a una especie de orden o sistema y lo habían integrado en un cuerpo general de sabiduría llamado filosofía. Después de un periodo brillante de especulación sobre la estructura del universo, empezaron, en los días de los sofistas y de Sócrates, a dirigir su insaciable curiosidad hacia sí mismos, hacia la vida humana y la sociedad. Nada era demasiado sagrado para su indagación penetrante. En cuanto navegantes y colonizadores habían estado en contacto con diversos pueblos circundantes y había llamado su atención la diversidad de costumbres, leyes o instituciones imperantes.

Empezaron a preguntarse a sí mismos si, después de todo, las suyas eran realmente tan superiores y, de ser así, por qué. Con el tiempo su estudio llevó a un examen de toda la conducta humana, y esta parte de la filosofía la llamaron ética.

La palabra ética proviene de éthos, esto es, la forma alargada de éthos. Ambas palabras significan costumbre, pero éthos indica un tipo más fijo de costumbres y se utiliza a menudo para designar el carácter del hombre. La palabra latina para costumbre es mos, y su plural, mores, es el equivalente del éthos griego. De mores derivamos las palabras moral y moralidad. La ética es llamada también filosofía moral.

Por derivación de la palabra, pues, la ética es el estudio de las costumbres humanas. Algunas de éstas son meras convenciones, como las maneras de la mesa, los modos de vestir, las formas de lenguaje y la etiqueta. Se trata en esto de caprichos y corrientes que varían de una parte del mundo a otra y de un momento a otro, y nos damos cuenta de que podemos cambiarlos a voluntad. Son maneras, no moral. Pero hay otras costumbres, en cambio, que parecen más fundamentales, como la de decir la verdad, de pagar las deudas, de honrar a nuestros padres y de respetar las vidas y la propiedad ajenas. Sentimos que semejante conducta es no sólo costumbre, sino también, tal como debe ser, y que apartarse de ella estaría mal; que resulta no de un capricho arbitrario, sino de un principio inherente al propio ser humano. Esta es la moral, y es únicamente de ésta que trata la ética. Así, pues, la ética es el estudio de lo que está bien y lo que está mal, de lo bueno y lo malo en la conducta humana.

¿Qué es la ética?

Etimológicamente la palabra ética se deriva de la palabra griega “ethos” que significa: costumbre, modo de proceder. Entendemos por ética la estructura fundamental que sustenta el estudio de las ideas y los actos morales, también el orden de la vida humana que nos hace ver, entender y vivir la realidad como elemento humanizador; y su campo de interés son las facultades que intervienen en la eticidad del hombre, así como el conjunto de criterios, principios, normas y valores propios del ser humano.

La ética se ocupa del modo de vivir humanamente; es la ciencia que estudia la acción del hombre en orden a su propia realización, en todos los campos y de modo integral; así como los efectos o consecuencias de la acción humana. La ética da una respuesta a los problemas de fundamentación y sentido de la acción humana; por eso los problemas éticos son problemas humanos. Pero no le toca a la ética establecer las reglas efectivas de conducta. Eso es el tema de la moral: los “mores” o costumbres dominantes. Cada grupo humano tiene mores diferentes, condicionados por una gran cantidad de factores. Por eso la moral es relativa a cada sociedad, grupo o institución.

Toca a la Moral establecer el modo como una persona ha de actuar en determinadas circunstancias; lo que en la filosofía tomista exige la virtud de la prudencia. La ética es la reflexión sobre las razones que hacen válida una moral determinada; en este sentido es lo que justifica o fundamenta la moral y también el criterio para juzgarla. La ética es el intento racional para saber vivir humanamente y disponerse a lograrlo. Estudiamos la realidad humana para encontrar, criterios, principios y valores que nos permitan ser mejores y mejorar el mundo en el que vivimos.

Estudiamos una ética fundada en la realidad del ser humano. De esa manera hacemos una ética objetiva, racional y razonable; válida para todos los hombres de cualquier lugar, cultura y tiempo. Son muchos los campos y facetas de la actividad humana, y, por lo mismo, son también muchas las partes en las que se puede especializar la ética. Ética de los negocios, de la economía, de la ingeniería, de la medicina, ética sexual, familiar, de la comunicación, etc.

Aquí se ofrecen criterios y principios que iluminen las áreas de la vida personal, social, económica y sobre todo profesional. El término ética se deriva del griego éthos, que se ha empleado para designar varias cosas; las dos últimas designaciones han sido: “modo de ser de un individuo” y “costumbre obligatoria”. De acuerdo con estos dos sentidos, la ética se puede definir como:

a) La ciencia que estudia las costumbres obligatorias, o sea, las normas.
b) La ciencia que estudia el modo de ser de los seres humanos. Existen otras definiciones que prescinden de la etimología, por ejemplo:
– La ética es la ciencia que estudia la bondad y la maldad en la conducta humana.
– La ética es la ciencia que estudia los valores morales.
– La ética es la ciencia que estudia los actos humanos, dirigidos a un fin último.

Las tres definiciones son correctas porque la ética sí estudia lo que cada una afirma; sin embargo, son falsas si se tiene en cuenta que, en sentido estricto, la ética analiza también otros problemas fundamentales.

La moralidad es la calidad de los actos humanos en cuya virtud los designamos como buenos o malos, como acertados o erróneos. Se trata de un término común relativo a la bondad o la maldad de un acto humano, sin especificar a cuál de los dos se refiera. El opuesto de lo moral es propiamente lo no moral, términos que indican que el acto no tiene significado moral en absoluto que simplemente no se refiere a la moral. La palabra amoral se utiliza también en este sentido, pero se aplica con mayor frecuencia a personas faltas de un sentido de responsabilidad moral.

Puesto que la palabra inmoral significado moralmente malo, indica un acto que posee una calidad moral definida (un acto malo). Si se lo opone claramente a lo inmoral, el término moral significa moralmente bueno. Así, pues, moral e inmoral son contradictorios, porque toda cosa tiene o no tiene alguna referencia con la moral; moral e inmoral son contrarios, por cuanto marcan los extremos del bien y del mal en el campo de la moral, excluyendo lo moralmente neutro o insignificante.

Al juzgar la moralidad de un acto humano podemos tomar en cuenta las peculiaridades subjetivas del agente y considerar el acto como condicionado por su conocimiento y su consentimiento, por sus antecedentes, su preparación, sus prejuicios, su estabilidad emocional y otros rasgos personales. Preguntamos si dicha persona individual obró bien o mal en el caso particular fue bueno o malo para él. La moralidad considerada en esta forma es una moralidad subjetiva, y está condicionada por el hecho de que el acto concuerde con la conciencia propia del agente o discrepe de ella.

Pero podemos también hacer caso omiso de dichas condiciones abstractas, las que, aunque siempre presentes en todo acto individual, sólo pueden ser conocidas directamente por la conciencia personal del actor. Podemos considerar simplemente la clase de acto realizado y las circunstancias externas manifiestas para todo observador. No preguntamos si dicho individuo está dispensado o no de responsabilidad por el acto, a causa de su ignorancia, de su pasión o de cualquier otro modificador de la responsabilidad, sino sí una persona normal cualquiera en plena posesión de sus facultades, está autorizada o no a querer deliberadamente aquella clase de acto. Estamos juzgando el carácter objetivo del acto realizado, y no el estado subjetivo del actor. La moralidad considerada en esta forma es moralidad objetiva.

Si preguntamos, “¿es el asesinato malo?” “¿Es la sinceridad buena?” Estamos preguntando por la moralidad objetiva. Pero si preguntamos, “¿se dio este individuo perfectamente cuenta de lo que hacía al matar a aquel hombre?” “¿Se proponía aquel individuo decir la verdad cuando soltó aquella observación?” Estamos preguntando por la moralidad subjetiva. La moralidad en su integridad incluye los aspectos tanto subjetivo como objetivo. No tiene caso preguntar cuál sea más importante. En efecto, a menos que los actos posean una bondad o maldad propias, con las que el juicio de la conciencia debería estar de acuerdo, el juicio de cualquiera es tan bueno como el de cualquier otro, y la ética se convierte en una mera relación de opiniones. La ética en cuanto estudio pone el acento en la moralidad objetiva.

Pero es el caso que cada uno ha de vivir su propia vida, ha de rendir cuentas de sus actos tales como lo vio; y se le tiene como bueno o como malo según su sinceridad en cuanto a seguir su conciencia, inclusive si sus juicios morales fueron objetivamente erróneos. En este sentido la moralidad subjetiva es principal.

Objetivo de la ética

La reflexión ética se lleva a cabo para avanzar personalmente y ayudar a los demás a ser plenamente humanos; esto se logra mediante la toma de conciencia de los principios de acción del hombre, de sus medios, de sus finalidades. El fin de la ética es ayudar a la persona a descubrir su realización y su bien en el contexto y el compromiso con el bien común.

Con el estudio de la ética tratamos de orientarnos como personas en orden a los valores y al bien. Este estudio nos ayuda a ser más libres, más solidarios, más veraces, más auténticos; nos ayuda a descubrir lo que verdaderamente queremos; a orientar nuestras vidas según nuestras propias decisiones, a hacer nuestros los valores que hacen más humanos a los hombres. La tarea de la ética no es solamente tematizar un conjunto de contenidos, sino la de humanizar al hombre.

La vocación de ser humano entraña un doble fin: personal y social, porque se ha de dar dentro de la sociedad, y porque los demás también tienen esa misma vocación, y cada quien la tiene en correlación con todos. Personal, porque el hombre ha de esforzarse por lograr su propio fin, y la plenitud de su realización, porque no hay ningún otro valor al cual el imperativo de ser plenamente humano pueda subordinarse.

Las plantas y los animales viven o mueren, pero ni se “des-plantan” ni se “desanimalizan”. El hombre, además de vivir o morir, puede vivir humana o inhumanamente. Ser inhumano es una posibilidad del hombre, y por eso vivir humanamente no es algo que el hombre tenga adquirido o garantizado de una vez por todas, sino que es una tarea de cada día. Sólo el hombre es capaz de decidir, y de decidir su realización. Por ello la ética tiene la más grande responsabilidad. La de “ayudar” al hombre a humanizarse. Debe ser también la más dispuesta a dialogar con la cultura, la sociedad, la economía, la política y todas las ciencias.

Aunque son muchas las circunstancias y los condicionamientos que influyen en nosotros como personas, sin embargo, el último responsable de nuestro ser y de nuestro modo de ser somos nosotros mismos. Por eso la ética ayuda ofreciendo elementos, conocimientos, motivaciones para decidir nuestra propia manera de ser. Estudiamos la ética tanto para formarnos la mejor idea de nosotros mismos y de nuestra relación con los demás, como para realizar esa idea que nos vamos formando. Para esto es necesario adquirir:

– un conjunto de conocimientos
– orden y sistematización
– justificación y valoración personal
– apropiación de valores
– práctica y gusto por actuar adecuadamente
– convalidar nuestros valores con las formas de proceder y los valores de los demás.

La función primaria de la ética no se centra en las acciones concretas, sino en un objetivo más básico: dar una orientación estable, encontrar el camino que lleva hacia una meta, crear un estilo y una manera de vivir coherente con un proyecto. Lo ético comprende las disposiciones del hombre ante la vida, su carácter y su forma de proceder.

Ética y moral

El campo de estudio de la ética es el de la moral, entendido como el conjunto de las normas y de los actos de conducta conscientes y libres. La ética, al investigar este campo, se propone estudiar sus problemas fundamentales. Éstos se llaman problemas éticos y son el objeto formal de la ética.

No debemos confundir los problemas morales con los éticos. Los primeros se presentan cuando es discutible la aplicación correcta de una norma moral y son individuales, en cuanto que no es posible emitir el mismo juicio moral sobre dos casos que aparentan ser iguales.

Ejemplos de esto son los siguientes:

a) ¿Es reprobable la conducta de un joven que roba a su amigo (rico) una cantidad de dinero que necesita con urgencia?
b) ¿Debe un hijo respetar a su padre que está incapacitado para mantenerlo?
c) ¿Debe un hijo respetar a su padre cuando esto lo insulta?

Los problemas éticos son filosóficos; es decir, tienen que ser fundamentales en el campo moral y, por lo mismo, son universales dentro de ese campo. Por ejemplo, ¿cuál es la esencia de la moralidad?, es un problema fundamental y universal en el terreno moral.

Fuente: Apuntes Ética profesional del Unideg.